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Monday, January 18, 2010

¿Quién dice que yo no aprendo a golpes?

Si se trata de perder el estilo en cualquier ocasión yo siempre estoy a la orden. Resulta ser que un día muy desafortunado se me ocurrió visitar Antara, la plaza comercial más mamona e irreal de toda la cuidad; mi sueldo no alcanzaría ni para comprarme un par de hermosos, bellos e inalcanzables zapatos pero ¿Qué más da? si lo que hoy en día cuenta es tu talento para mamonear aunque sólo te alcance para ir a Antara en pesero y comprarte unas papas de McDonald's para hacerte el: "De aquí soy papá"

Bien por los wannabe, retomemos la desgracia que me ocupa:

Cruzar la plaza con mis flamantes tacones de 12 cms. fue todo un éxito pero no contaba con mi astucia o más bien con mi mala memoria y tuve que ir nueeevamente a la entrada principal por algo que olvidé. Los pies me dolían de caminar tanto y tanto sobre ese terreno inspirado en un cráter o yo no sé en qué chingados pensaba el arquitecto al que se le ocurrió poner la superficie más incómoda y estúpidamente planeada para caminar, seguro fue un hombre y además misógino.

Casi lograría pasar la prueba de fuego exitosamente cuando de pronto: se me dobló una patita bajando un escalón, perdí todo el glamour y caí de rodillas. A favor diré que nunca dejé de hablar por teléfono y ni siquiera lo solté! Pudo haber sido peor, mi iphone hubiese volado por los aires y aterrizado en la fuente pero mi inconsciente tomó la decisión de que era mejor torcerme por completo una rodilla y derramar líquido amniótico antes que perder un celular e interrumpir una conversación (como sea las rodillas van y vienen). Tomé la dignidad de dos pesos que me quedaba y seguí caminando, tomé un taxi y derramé lagrimita pero de dolor, la pena como sea me la aguanto, ps total, peores osos he hecho.


La versión 2 de la historia es que @Alyna me metió el pie y me dejó sola y desamparada en el piso.
Fin.


Foto de los zapatos asesinos

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